Ventajas y aplicaciones de la inteligencia artificial en la gestión de riesgo

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una parte importante de nuestra vida cotidiana, pero también del desarrollo de muchas empresas. Esta tecnología consiste en la simulación de los procesos de la inteligencia humana por parte de máquinas, especialmente de sistemas informáticos. Actualmente, esta tecnología cuenta con muchas posibilidades para su aplicación, también en el área de los negocios. De hecho, las empresas detectan, con cada vez más frecuencia, actividades que pueden ser optimizadas gracias a la eficiencia y eficacia de esta solución tecnológica.

Concretamente en el ámbito de la gestión del riesgo, los modelos de IA pueden utilizarse para enseñar a los ordenadores a reconocer e identificar riesgos y abordar situaciones complejas. Con la ayuda de la analítica tradicional y los procesos de pensamiento humano, la capacidad cognitiva de la IA ha comenzado a ayudar en la toma de decisiones empresariales y a impulsar el rendimiento de la empresa, dejando atrás la gestión totalmente manual.

Ventajas de la Inteligencia Artificial

El aprendizaje automático y la IA tienen muchas ventajas potenciales para la gestión de riesgos y de seguridad gracias a su posibilidad de analizar y procesar rápidamente grandes cantidades de datos no estructurados. Por ejemplo, el uso de esta tecnología facilita la determinación de condiciones o situaciones inciertas para la compañía, o el estudio de probabilidades de que se produzca una situación en función de un contexto determinado así como sus posibles resultados. También ofrece mayor veracidad a los análisis gracias a su precisión, elimina carga de trabajo a los profesionales pudiendo dedicar horas a otras tareas, y por tanto, un aumento en su productividad y, una de las ventajas más relevantes, facilita la toma de decisiones.

Aplicaciones de la Inteligencia Artificial en áreas de gestión de riesgo

La tecnología tiene la capacidad de realizar cálculos más rápidos y precisos que los humanos. Pero fue con la llegada de la IA, cuando los ordenadores adquirieron, además, la facultad de aprender y analizar también más rápidamente que los humanos.

Conociendo esto, las empresas han adoptado la IA en varias áreas, como por ejemplo la gestión de riesgo. En este caso, la inteligencia artificial aporta un enorme valor añadido ya que puede manejar y evaluar fácilmente datos no estructurados, los cuales representan la gran mayoría de los datos que se generan. Así, las tecnologías cognitivas como el procesamiento de lenguaje natural (PNL), utilizan algoritmos avanzados para analizar datos no estructurados y obtener información de ellos, reduciendo no solo el tiempo de trabajo sino la exposición a errores.

Otra de las áreas de riesgo donde se aplica la tecnología de inteligencia artificial es el de la seguridad informática. En este campo, la IA permite encontrar vulnerabilidades que un humano no podría detectar, ya que un bot puede utilizar datos de ataques anteriores para identificar cambios muy leves. Con su posterior solución, este proceso hace que la seguridad de los equipos informáticos sea mayor y ofrece una ventaja competitiva frente a los competidores.

La inteligencia artificial también ha entrado de lleno en empresas de tecnología financiera (FinTech). Estas empresas implementan algoritmos de machine learning para analizar grandes cantidades de datos relevantes para la gestión de la seguridad informática, la evaluación de riesgos y la identificación de fraudes. Unos procesos que tradicionalmente requerían análisis intensos, ahora al ser automáticos ayudan a reducir sustancialmente el tiempo de trabajo mientras que ofrecen una información más exacta y precisa. De este modo, las instituciones son capaces de obtener soluciones en la gestión de riesgos consiguiendo, entre otras ventajas, una simplificación en la toma de decisiones, una reducción de riesgos crediticios y la posibilidad de ofrecer servicios financieros personalizados, una demanda cada vez más común entre los clientes de estas entidades.