La intuición ha sido la principal responsable en la toma de decisiones financieras de las empresas… hasta ahora. La proliferación del big data en los últimos años les ha permitido explotar la información que se genera en torno a su negocio para poder basar sus acciones en evidencias.
El aprovechamiento de esta tecnología se ha convertido en una apuesta imprescindible para cualquier entidad que busque prosperar. El 65% de las empresas cree que el análisis de datos es básico para subsistir y hasta más importante que su producto, según un estudio de OBS Business School. Sobre todo, reconocen su impacto en la cuenta de resultados: el 72% de quienes lo utilizan han visto un incremento de al menos un 8% en sus beneficios y sus pérdidas se han reducido en un 10%.
Aplicando tecnología a las finanzas
La misma digitalización que ha obligado a las empresas a transformarse, ha dado la vuelta a la figura del director financiero, cuya función ha dejado de limitarse a proteger los activos de la empresa gestionando los libros de cuentas para dejar en su mano la toma de decisiones en áreas de negocio y darle un papel de peso en la estrategia corporativa.
A pesar de las innumerables ventajas que ha traído consigo el análisis de datos a los departamentos financieros, es importante destacar que esta oportunidad representa, a su vez, un gran reto. Uno de los mayores problemas a los que se enfrenta a diario un director financiero en este campo es el exceso de datos y la forma en que se reciben, carente en muchas ocasiones de orden o estructura. En este sentido, muchas compañías encuentran ciertas dificultades en la integración de la tecnología de datos en sus sistemas y modelos de negocio actuales.
No obstante, existen numerosas herramientas de gestión y análisis de datos permiten fusionar y organizar datos de toda clase. La posibilidad de cruzar información de distintas fuentes ayuda a las compañías a comprender cómo está funcionando una estrategia determinada, detectar tendencias de consumo y descubrir metodologías de trabajo más eficaces. De esta manera, pueden alcanzar conclusiones que les permitan tomar las mejores decisiones financieras que respondan a sus intereses específicos y les permitan cumplir los objetivos que se hayan marcado.
Decidir mejor y más rápido
Estas capacidades se multiplican si tenemos en cuenta la velocidad en el procesamiento de grandes volúmenes de información. La decisión de contar con un proveedor o comenzar una campaña publicitaria concreta puede ser más acertada si se cuenta con la información más completa sobre el negocio en tiempo real. Estas tres últimas palabras son las que marcan la diferencia, permitiendo que las decisiones puedan tomarse con agilidad y eficiencia.
Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que la Unión Europea prevea que el año que viene haya más de 10 millones de trabajadores dedicados al mundo del big data, una cifra que duplicaría la de hace apenas tres años
El primer aspecto en el que puede tener impacto el big data es en la relación con el cliente. Después de recoger y procesar datos sobre cómo interactúan con su producto o servicio, las empresas pueden entender mejor su comportamiento y enfocarse en los compradores potenciales.
En esta línea, los departamentos financieros que recurren a esta tecnología también pueden hacer una mejor gestión de riesgos: el análisis de datos puede ayudarles a identificar variables significativas en sus clientes que les permitan clasificarlos según sus posibilidades de impago para poder anticiparse a cualquier imprevisto.
Las métricas sobre el funcionamiento interno de la propia compañía también sirven a los directivos para comprenderlas ineficiencias que pueden existir en ciertos procesos y permitirles tomar decisiones orientadas a optimizarlos ya reducir determinados costes operativos.
En definitiva, gracias al análisis de datos, tanto las grandes multinacionales como las corporaciones más pequeñas pueden adquirir un mejor conocimiento del entorno en el que trabajan, lo que les permite ajustar con más precisión demanda y producción, minimizar riesgos o descubrir nuevos nichos de negocio.
Javier Cortés es periodista especializado en nuevas tecnologías. Graduado en Filología Hispánica por la Universidad Complutense, escribe en EL PAÍS RETINA sobre transformación digital, innovación y talento.