¿Qué pueden tener en común un fabricante de zapatos de la localidad española de Elda, un comerciante de gemas de Cartagena de Indias (Colombia) o un vendedor de tejidos de alpaca de Lima (Perú)? Los tres saben que deben internacionalizar su negocio y son conscientes del miedo al fracaso ante las amenazas sistémicas y el desconocimiento de los mecanismos que hacen funcionar el mercado global. Esta inseguridad genera indecisión y recelo en empresas que trabajan en escenarios en los que resulta difícil elaborar nuevos modelos de negocio, diversificar la oferta y tomar decisiones. Frente a la complejidad, por ejemplo, para conseguir créditos en buenas condiciones que aseguren la competitividad en los países de destino, se hace necesario recurrir a entidades especializadas capaces no solo de gestionar los riesgos, sino también de garantizar un conocimiento exhaustivo de la estrategia, capacidad de predecir imprevistos y flexibilidad y agilidad para resolverlos y anticiparse a ellos.
Se trata de determinar cuánto sabemos de una situación concreta y en qué medida podemos prever el resultado. La digitalización optimiza y multiplica la monitorización de los riesgos. Contribuye de forma exponencial – potencialmente ilimitada y tendencialmente simultánea – a determinar los riesgos y sus consecuencias mediante el análisis masivo de datos a gran velocidad y escala y, de igual forma, mejora la eficiencia de los procedimientos con la automatización de tareas. El proceso va desde la sistematización de los datos, su captación y procesamiento hasta el análisis e interpretación con herramientas como el BigData, Machine Learning e Inteligencia Artificial. Solo un algoritmo es capaz de analizar todos los datos de una empresa, detectar los patrones de comportamiento de los mercados y pronosticar su evolución.
Esta cantidad ingente de información conforma un ecosistema Business Intelligence que reside en plataformas cloud, basadas en Big Data, analítica y gestión de datos aumentada, aprendizaje automático, nubes híbridas y asistentes virtuales (chatbots). El valor diferencial de estos procesos constituye ya una ventaja competitiva. No solo es posible una respuesta inmediata, en tiempo real, ante cualquier contingencia, sino que los análisis predictivos establecen las bases para el desarrollo de nuevos productos y servicios. Todo ello personalizado con las características de cada cliente.
El Blockchain, en un entorno fintech, protege la seguridad y la privacidad de cualquier transacción, descentraliza los procesos y elimina la figura del mediador. Con un registro digital se puede elaborar una base de datos para los procesos de certificación y validación de documentación de los proveedores, así como verificar la trazabilidad delos productos y las transacciones automáticas. La tecnología Blockchain origina confianza, transparencia, agilidad, privacidad y seguridad.
La mayor parte de las gestiones financieras que realiza una empresa son operaciones de crédito que precisan indicadores claros del riesgo que se contrae. Resulta imprescindible conocer índices como el comportamiento de pagos, el límite de crédito o el riesgo de impago, además de la información interna transaccional y la externa – financiera, mercantil y antecedentes judiciales. La integración de todos estos datos posibilita controlar el 100% de la cartera de forma segura.
Las nuevas formas de operar facilitan que las empresas aumenten su cartera de negocio, diversifiquen los mercados de destino de sus productos y mejoren su solidez, resiliencia y rentabilidad. Exportar no es una estrategia coyuntural, sino estructural. La tecnología digital es el mejor aliado de las empresas en este empeño.
* Director de Publicaciones en Cambio16, Cambio financiero y Energía16